Consejo de un Joven Estoico

Gabb Figueroa
5 min readMay 12, 2020

Cambio de Dogma

Desde mis últimos días en la secundaria, he estado buscando métodos para hacer las cosas a MI manera. No hacer algo como mamá o papá me lo dijeron, no como me lo dijeron en la escuela, tenía la necesidad de figurar los métodos para hacerlo yo mismo; rompiendo con esquemas pasados y formando nuevos — no porque estuviesen mal, por el contrario, sentí que podían haber mejores maneras de hacerlo.

Busqué sin descanso, investigando en la web las famosas rutinas diarias de los emprendedores exitosos, hábitos sanos y cómo mantenerlos sin salirse del camino, cómo estudiar y trabajar efectivamente, etc.

Un día estaba viendo vídeos de Thomas Frank en Youtube (él es el responsable de que me haya convertido en una persona organizada y medianamente productiva) y en unos de estos vídeos habló sobre un pasaje de Marco Aurelio en su famoso libro Meditaciones, una memoria del emperador romano.

Eso llamó mi atención.

Cómo Cambié

Photo by Eric Gaba, Wikimedia Commons

Al escuchar el nombre Marcus Aurelius recordé la serie Gotham, que trata sobre los primeros años de huérfano de Bruce Wayne/Batman. Hay un episodio en donde Lucius Fox le dice Bruce que su padre era “estoico” y eso lo llevo a realizar una extensa búsqueda en la biblioteca de su padre que finaliza con Bruce hallando un dispositivo dentro de la copia de Thomas Wayne de Meditaciones.

De hecho, Batman per sé es un superhéroe estoico.

¿Estoico? ¿Qué significa eso?

El pasaje que escuché en el vídeo fue como una fresca y fuerte brisa que me golpeó. Lo volví a escuchar una y otra vez, descargué el libro y copié textualmente el pasaje en uno de mis cuadernos como un recordatorio:

Al amanecer, cuando te despiertes perezoso, ten a mano lo siguiente: -Me despierto para una tarea humana ¿y todavía me irrito si me dirijo a hacer aquello por lo que he nacido y para lo que me han traído al mundo? ¿O me han fabricado para esto, para reconfortarme al calor de las mantas? -Pero es más placentero -¿Entonces has nacido para complacerte? En resumen, ¿para sentir o para actuar? ¿No ves que las pequeñas plantas, los pajaritos, las hormigas, las arañas, las abejas hacen lo que les es propio y conjuntamente forjan en su medida el universo? ¿Resulta que tú no quieres hacer lo propio del ser humano? ¿No vas a correr a la tarea que es conforme a tu naturaleza? -Sí, pero hay que tomarse un descanso. -Sí, yo también lo afirmo. Sin embargo la naturaleza ha puesto límites, también como a comer y a beber, no obstante, tú sobrepasas lo que es suficiente. Mientras que en tus labores haces lo opuesto y no cumples con lo necesario. En efecto, no te amas a ti mismo porque, si no, amarías tu naturaleza y su propósito. Otros por amor a sus oficios se consumen en las tareas propias de su oficio sin lavarse ni comer. ¿Honras tu propia naturaleza menos que el escultor el arte de la escultura, el danzarín el de la danza, el avaro el dinero, el vanidoso su poca honra? Éstos, cuando están apasionados, ni comer ni dormir lo desean más que acrecentar las dedicaciones que sienten que les conciernen ¿A ti, por el contrario, las acciones comunitarias te parecen de un valor inferior y merecedoras de menor empeño?

Marco Aurelio, Meditaciones (Libro V, 1.)

Las abejas, por ejemplo, van y recolectan polen, regresan al panal y fabrican miel a diario, sin ninguna objeción. Ser estoico significa -en gran medida- actuar de acorde a tu naturaleza y cumplir con tus labores a diario. Si las abejas salen y hacen lo suyo, ¿por qué debería yo vagar todo el día sin hacer nada en lo absoluto?

Como dice el pasaje, cuando me levantaba con pereza, me decía a mi mismo “si las abejas pueden, tú también puedes”. Esta mentalidad me trajo mi primera victoria: despertarme temprano.

Photo by Damien TUPINIER on Unsplash

Al despertarme temprano consistentemente, logré administrar mi tiempo y planear mi día a día, empecé a ejercitar regularmente, estudiar e incluso investigar un poco más allá sobre la vida y el trabajo. No, no logré todo eso con tan solo repetirme “las abejas se esfuerzan”, sin embargo esa frase se convirtió en la chispa inicial que encendía mi sistema para levantarme de la cama, que sin duda alguna era lo que más me producía fricción a la hora de llevar el “quiero” al “hecho”. Y entonces, dormía cuando tenía que dormir, trabajaba cuando tenía que trabajar, comía cuando tenía que comer y estudiaba cuando tenía que estudiar.

Estar echado en la cama durante todo el día no es la razón por la que creo que vine al mundo, esa no era la respuesta y mis acciones no actuaban acorde a eso. Los verdaderos cambios vienen desde adentro, así que debía actualizar mi software primero para cambiar la forma en la que interactuaba con el mundo.

Crecí muchísimo ese año, muchas cosas cambiaron en mi interior y también a mi alrededor: me mudé de estado, empecé la universidad e incluso hice nuevos amigos. Creo que el cambio más importante no fue simplemente aprender a hacer las cosas mejor pero a pensar mejor. Poseía en mí valores que se alineaban con la manera estoica de hacer las cosas, indagando a profundidad en el estoicismo hallé una manera de lidiar con la pereza: cómo y qué pensar en esos momentos en los cuales me decía a mi mismo “No tengo ganas, lo hago después”.

Mi Consejo

Estaría mintiendo al afirmar que cada día ha sido perfecto desde entonces. Han habido un montón de intentos fallidos, de errores, mucho ensayo y error. Muchas veces regresé a revisar mis notas, mis diarios y mis libros para preguntarme: y bien, ¿qué puedo hacer mejor? ¿Cómo puedo mejorar esto? Y de eso se trata esto, no hay una manera definitiva de pensar, hacer o actuar. La única constante del universo es la impermanencia: todo cambia.

Photo by Mike Enerio on Unsplash

A pesar de que he tenido malos días y terribles semanas, siempre regreso a mi centro. Muchos de ustedes sabrán desde pequeños qué es lo que quieren hacer con sus vidas, quiénes desean ser y si no es así, pregúntate: ¿quién quieres ser? Hallar una respuesta no es fácil para todos, especialmente para aquellos de nosotros quienes hemos querido ser astronauta-artista marcial-detective-entrenador pokémon-futbolista-científico-pintor. Si siempre has sabido qué quieres hacer, estudiar o si aún no lo sabes, está bien, no hay una manera correcta de hacer esto, sin embargo: piénsalo.

En esos días en los que te sientes perdido, cuando nada tiene sentido y todo significado desaparece, recuerda preguntarte: ¿por qué estás aquí? ¿Por qué haces lo que haces? ¿Quién quieres ser? ¿Estás haciendo lo que realmente quieres hacer?

Dedícate el tiempo para conocerte mejor, observa muy bien en tu interior y todo cobrará sentido.

--

--